Lo primero es la familia.
Así he titulado el divertido cortometraje en el que me he embarcado estos días.
Tenía muchas ganas de regresar a la comedia, al costumbrismo que algún imbécil acotó peyorativamente como «españolada».
LO PRIMERO ES LA FAMILIA es una historia cuajada de humor negro, un submundo atestado de pequeños miserables por los que siempre he sentido una extraordinaria fascinación. Tal vez porque asomándome a sus vidas trato de calcular la distancia que les separa de la mía y, si los veo suficientemente alejados, me siento reconfortado, al menos por ahora, después de todo, ¿no es balsámico saber que hay gente peor que uno mismo?
La acción se desarrolla en un pueblo de la Mancha, Villanueva de los Molinos, lugar al que la familia Mocho se traslada a vivir tras ser desahuciados de su piso en Madrid porque, como es sabido, la vida es más sencilla en los pueblos…
Lo hemos rodado en mi querido pueblo de Carrizosa (C.Real), en la casa de mi abuela materna (ya conocida por varios amigos como «plató Carrizosa»), un lugar por el que transitan los recuerdos de una infancia feliz y se entremezclan con la realidad de un viejo caserón empeñado en su propia ruina. Un enmohecido espejo que solamente es capaz de reflejar su propio pasado pues su presente es pura calamidad. En resumen, ¡una localización única en la que meter a mis amados personajes!
Manuel Aguilar, mi querido Manuel, ha dado vida al patriarca de la peculiar estirpe, el viudo Santiago Mocho. En el plano técnico he contado de nuevo con mi amada Gema G. Regal como jefa de producción y ayudante de dirección, en el sonido Daniel Hernández, como auxiliar de producción y encargada de los efectos visuales del cortometraje, Carmen Rodríguez de la Fuente. En fin, gente maravillosa con la que me he sentido cómodo, seguro y cuidado.
Se aproxima el rodaje de mi próxima película, LA ESPINA DE DIOS, algo total y radicalmente opuesto a LO PRIMERO ES LA FAMILIA, ¡y es que en los contrastes siempre me he encontrado muy a gusto!
Espero poder mostraros pronto este pequeño trabajo cuya única finalidad es y siempre fue, divertir y hacer reir, pero vosotros tenéis la última palabra. O mejor aún, la penúltima carcajada.
