La rosa muerta.
Es el título de un cortometraje que voy a rodar este verano. Protagonizado por Mar del Hoyo, David García Palencia, Luis Fernando Alvés y Aroa Berjón, LA ROSA MUERTA es seguramente, mi historia más personal. Más dura.
Basado en unos trágicos sucesos ocurridos hace unos años en mi entorno, este cortometraje surge de las profundidades de mi alma para tratar de buscar respuestas a unos hechos que, hoy, cinco años después, siguen teniendo presencia.
Hablaba este mediodía con un buen amigo, una de esas personas sensatas y cabales con las que tienes mucho menos contacto del que en realidad te gustaría y, sin embargo, una conversación cada diez meses hace renacer el sentimiento. Me gustan las personas inteligentes. Para soportar estultos tengo bastante conmigo mismo.
Decía que, charlaba con este amigo sobre LA ROSA MUERTA, pues él lo vivió mucho más cerca que yo y según le escuchaba iba teniendo la certeza de que, a pesar de los años que me adornan, nunca acabaré de comprender el esquema mental en el que nos manejamos los humanos. Capaces de lo mejor y de los actos más ponzoñosos, desdeñables y miserables. Y lo que es peor, todo en una misma persona.
El amor, la fatalidad y la culpa se conjugan en este pequeño guión, escrito a dúo con Gema González Regal, para tratar de rascar la pátina de normalidad que el paso del tiempo ha depositado sobre aquel luctuoso suceso y, así, intentar dar respuesta a la pregunta que, aún hoy, tiene como única verdad los hechos incontestables: Ella muerta y él vivo pero con un terrible veredicto emitido por el populacho en forma del más profundo de los desprecios.
Posiblemente él no fue tan cruel y villano como ha terminado dibujando el gentío. O tal vez sí, esa decisión es del público.
Posiblemente hoy, no lo hubiese hecho. O tal vez sí, los hombres jamás aprendemos.
Posiblemente se arrepienta toda la vida. O tal vez no, la culpa es caprichosa y a veces se ceba con quien menos razones tiene.
Lo único cierto es que voy a tratar de dar luz a esa oscuridad densa que se desplomó sobre ambos y que, a día de hoy, se ha convertido en una tenebrosa soledad compartida por dos almas: la de su sepulcro para ella y la de su conciencia para él.
Espero daros prontas noticias de «LA ROSA MUERTA».
Que intrigante!!! Tiene buena pinta, si señor! 🙂
Amigo Oscar, soy muy torpe para estas cosas ¿dónde puedo ver cortometraje la rosa muerta? Me gustaría verla. Perdona mi ignorancia.
Gracias.
Mari.
Óscar, no conoczco muy de cerca la historia real de La Rosa Muerta. Considero que tienes mucho valor para plasmar una historia así, conociendo a los verdaderos protagonistas de cerca.¿Has sido imparcial a la hora de escribir esa historia? Quiero creer que la decisión final de él no fue nada fácil. ¿Tal vez su amor por ella se terminó hacía tiempo y no cortó por pena? Eso sería muy cobarde, ¿no? Espero que ni Dios, ni la vida me pongan nunca ante una situación como esa, en ninguno de los dos lados. ¡Cuánto dolor!
Hola Ana Belén. La imparcialidad es siempre utópica en el arte (y en casi cualquier cosa), sin embargo ciertamente he procurado no cargar las tintas.
Después de todo, el dolor no fue gratuito aunque ella perdiese mucho más que él.
¡Gracias por comentar Ana!