Hasta siempre, doña Sara.
Lo impensable ha ocurrido.
Como bien dice Felicidad Alarcón, una amiga común, creíamos que era inmortal, ella nos hacía creer, por su vitalidad que siempre iba a estar con nosotros y de repente, esta mañana, sin hacer ruido, se nos ha marchado doña Sara Montiel.
Han pasado unas cuantas horas y aún me encuentro sobrecogido por la noticia, por el dolor y por la sensación de pérdida irreparable; este mundo ya no es el mismo sabiendo que mi querida Sara ya no podrá contarnos sus locas historias, embelesarnos con su cuasi mágica presencia y hacernos reír con las anécdotas de una vida vivida, apurada y disfrutada hasta el último sorbo.
Sara Montiel, doña Sara, nuestra Sara, tenía la extraordinaria habilidad de concentrar toda la luz, todas las miradas y toda la atención en ella. Aún sin quererlo, si es que alguna vez no lo quiso. Por lo que, si la conocías, estabas perdido.
Doña Sara te atrapaba en ese brillo que desprendía su estrella y desde ese momento te saritizaba y solamente podías declararte rendido admirador de la diosa manchega.

Doña Sara, me encantaría escribirte un post enorme, de esos detallados y llenos de datos sobre tu inabarcable carrera artística, pero no lo haré. Las televisiones llevan ya horas copiando y pegando pedazos de tu gloria y así debe ser. Yo prefiero llorarte en pequeñito, lamentar tu pérdida y sentirme, una vez más y ya por siempre, el director más afortunado del mundo por haber tenido la dicha de dirigir ABRÁZAME, tú última película, que ya es un poquito de todos los que te hemos querido.
Vuelas ya a ese sitio en el firmamento, que siempre te perteneció por derecho propio. Hasta siempre, admirada, querida y llorada Sara Montiel.
Aunque hace que no nos vemos, parece que aún te sigo conociendo un poco, Óscar, pues en el momento que supe de la muerte de Sara Montiel imaginé que escribirías algo sobre ella, o más bien para ella.
A mí además de una estrella, Sara Montiel me parecía «una gran y buena mujer».
Espero, Óscar, que en el mundo del cine llegues tan alto como ella, pero que tu vida personal sea mucho mejor de lo que fue la de ella,en los últimos años. Un abrazo.
Gracias por tu comentario Ana, un apunte, eso sí, la vida personal de Sara en sus últimos años fue riquísima y bastante alejada de lo que se podía percibir desde fuera. ¡Abrazos!